La unión estable homoafectiva según la Corte Suprema y la Constitución de la República de 1988

Resumen

Tan dañina como la injerencia del Estado en el campo de la vida privada y la intimidad es la omisión del Poder Público en áreas en las que la acción oportuna y efectiva es una condición indispensable para el mantenimiento de la dignidad de la persona humana y otras garantías fundamentales, selladas en la Constitución de la República, particularmente en las esferas en las que la entidad estatal tiene la obligación de hacerlo. En este artículo, a partir de una revisión bibliográfica, se presentó un caso emblemático de inercia del Poder Legislativo de la Unión, al incluir expresamente en el art. 1.723 del Código Civil, y, en parte, en el art. 226, § 3, del CF/88, la limitación de la unión estable, como entidad familiar, sólo en relación con el hombre y la mujer. Por lo tanto, una vez provocado regularmente, el Supremo Tribunal Federal (STF), a través de la ADIn Nº 4.277/DF, aplicó la interpretación conforme a la Constitución a las disposiciones antes mencionadas, a fin de incluir también, en la dimensión jurídica del Estado casado, la unión estable entre personas del mismo sexo (homosexuales). Para ello, la Corte, representada en este artículo por extractos de la votación elaborada por el entonces Ministro de la Corte Suprema, Celso de Mello, asintió con la cabeza para afirmar la primacía de la Constitución y los derechos y principios fundamentales, así como reflexiones sobre la función del activismo judicial en el ejercicio de la función de contramayoría, ante la prolongada omisión del poder público en relación con grupos compuestos por minorías sociales.